Fahrenheit – Nuevos Tiempos

La vocación de ‘Nuevos Tiempos’ -la segunda placa de los chilenos Fahrenheit- es la de un disco para estadios: con coros para ser entonados por multitudes, entre la histeria de voluptuosas fans y jóvenes enfervorizados. Es un disco con una producción de lujo que no deja nada al azar. Un disco cuidado y calculado. Y no es para menos, considerando que tras las perillas y compartiendo los créditos en la composición se encuentra David Prater, productor de bandas como Firehouse y Dream Theater. Los miembros de Fahrenheit se jugaron el todo por el todo, vaciaron sus bolsillos y trajeron al productor desde Norteamérica para hacer un disco de nivel internacional.

Ya es conocida la anécdota de que cuando Prater llegó, la banda tenía un demo grabado con las canciones que habían compuesto para este disco. Sin embargo, después de escucharlas, el productor tiró las canciones al tacho y empezaron de cero. Y el primer cambio radical que salta a los oídos, en relación a la propuesta que la banda venía mostrando desde su primera placa –‘Chain Reaction’- pasa por las letras. Chaz Thomson deja el inglés para cantar en español, y es ahí donde el disco muestra una de sus caras más flacas. Porque a pesar de la perfecta ejecución vocal del cantante, de su sólido timbre que a momentos recuerda a unos jóvenes Jon Bon Jovi o Sebastián Bach, suena más como el frontman de una banda gringa traducido al español, que al vocalista de una banda de rock latinoamericano haciendo lo suyo. Probablemente sea parte del concepto, pero el manoseo de frases hechas, que en inglés se le perdonan, en español quedan al desnudo frente a un juicio más severo. Porque cuesta más que el rock en español suene bien. Implica el manejo de los códigos y de la identidad propias de una tradición cultural. No es llegar y traducir del inglés.

Pero para la mayoría de los fans, eso probablemente ni si quiera sea un detalle a considerar. El disco suena sólido y despacha guitarras y coros grandilocuentes por segundo. Y la banda, además de estrujar el catálogo de recursos que permite el glam moderno que cultivan, en este disco se esfuerzan por llegar un paso más allá y manejarse con más control y sutileza. Por ejemplo, un guitarrista como Javier Bassino, que bien podría extenderse por minutos de minutos luciendo su incuestionable habilidad, solamente pisa el acelerador en momentos contados del disco y se concentra en desarrollar melodías que refuercen y enriquezcan las canciones. Y es este mismo autocontrol el que durante la placa, a momentos hace extrañar un poco del desmadre y la adrenalina que Fahrenheit muestra en vivo. Además, considerando que su música en el fondo responde a una dinámica de banda de rock de vieja escuela, que concentra en el riff parte importante de la energía de sus canciones, se hacen extrañar algunos riffs más identificables y memorables.

Así, el disco funciona perfectamente en base a cortes armados para ser singles, con melodías hechas para ser tarareadas una y otra vez. Con un sonido perfectamente limpio y rockero, con una agresividad casi inmaculada. Los instrumentos cubren todo el espectro sonoro y la voz de Chaz se multiplica generando infinidades de armonías que llenan cualquier vacío. De esta manera se pasean por temas derechamente rockeros como ‘Vuelvo a vivir’ o ‘No necesitas más’. Y por baladas empalagosamente dulces como ‘Tan lejos de mí’ o ‘Y tú te vas’.

Con ‘Nuevos Tiempos’ Fahrenheit elabora un fino producto de nivel internacional que cambia el desenfado de su antigua propuesta por las sutilezas de una producción acabadísima. Y muestra otro paso en la evolución de una banda de verdad, jugada, que cada día crece más y se acerca a definir una identidad propia.

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