Con una SCD adornada por ampolletas que colgaban sobre el escenario, el jueves recién pasado se celebraron los 6 años de trayectoria de una banda que, a pesar del tiempo, se ha mantenido latente en el circuito rockero santiaguino. Hablamos de c.o.n.e.j.o. (enigmática sigla que aún no podemos descifrar), un quinteto con reminiscencias al sonido noventero alternativo (Sonic Youth, Pixies), que plasman muy bien en directo y en sus dos discos editados a la fecha, c.o.n.e.j.o. y Devolución, ambos de descarga gratuita.
Abrió la presentación La Monine, una solista que armada solamente de un notebook, bases programadas y un theremin, se para muy determinada a entregarnos su bien puesta “canción popular melodramática” por lo menos en lo que respecta a la lírica, pues lo que escuchamos nos recuerda más bien a la electrónica y al trip-hop de los primeros años de Portishead. Una performance simple y correcta, con un final abrupto y sin despedidas que nos dejó pidiendo un poco más.
Como buenos anfitriones, c.o.n.e.j.o. no se hizo esperar y subió casi de inmediato a escena, lo que para empezar se agradece. Abriendo con “Prédica” y “Detergente”, primeros cortes de su debut y de su segundo disco, respectivamente, y enfocándose en este último (“Trixie”, “Perro”, “Frío”, sonaron de corrido), la banda mostró energía y entrega en el escenario, un entusiasmo que se contagió al público y especialmente a quienes los veíamos por primera vez en vivo.
Destacan en ellos las guitarras sónicas de alto vuelo que se mezclan y que a veces sobrecargan el ambiente (en ciertas partes del concierto hay tres sonando simultáneamente), pero que en ningún momento se tornan tediosas. También la alternancia en las voces, que le imprime frescura al repertorio.
Invitados especiales para una ocasión especial: un sintetizador en “Perra Loca”, tema que se anuncia con una fábula que finalmente no nos revelan; y la participación en el micrófono y luego en los teclados de uno de los miembros fundadores de la banda, a quien le han dado permiso en la clínica de rehabilitación para asistir al concierto, según sus propias palabras.
Una noche para celebrar seis años de independencia, seis años de una historia desconocida para la inmensa mayoría pero que dan ganas de comenzar a conocer y, por supuesto, a escuchar.