8.30 de la noche del jueves 15 de julio. El timbre del departamento de Pocuro con Amapolas comienza a sonar una y otra vez. “Hola, vengo a ver a Gepe”. Es la tercer concierto íntimo del ciclo Suena (ya estuvieron Camila Moreno y El Cruce), y cerca de 35 personas se acomodan en los cojines, sillas y alfombra de providencia, y disfrutan de su copa de DeMartino.
9.20 y Daniel Riveros , más conocido como Gepe, toma la guitarra y comienzan 2 horas de música. Las primeras canciones son escuchadas atentamente por el público, quienes de apoco comienzan a corear y convertirse en los percusionistas del show. Pasado un rato, Gepe deja la guitarra a un lado y pasa al teclado. “Era de Jorge González, algunas de sus grandes canciones habrán nacido de este piano”, dice Daniel con orgullo. Y en medio de una canción, el cable del transformador se suelta y el ochentero Casio queda en silencio. “Ahora sé por qué Jorge lo quiso vender”.
Pasan los minutos y Gepe intercala su guitarra, el teclado y las semillas, con confesiones sobre cómo compuso cada canción y cuáles son sus favoritas. Así se esfuman entre aplausos Samoriseva, Estilo Internacional, Namás, Las Piedras, Los Barcos y todas las que el público solicita. Mientras, los que no pudieron estar, disfrutan del evento a través de twittcam y también piden sus canciones favoritas.
Son pasadas las 23.30 y los casi 40 asistentes comienzan a retirarse. La noche ha estado increíble y todos parten con una sonrisa en la cara (y uno que otro disco autografiado). Algunos se despiden diciendo “nos vemos el 30 con Anita Tijoux”, y otros preguntando cuándo es el de Nano Stern. Los recitales íntimos son una experiencia definitivamente inolvidable. Y yo no pienso perderme ninguno.